Europa pendiente de Escocia

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  • Más de cuatro millones de votantes tienen hoy en sus manos el futuro del Reino Unido.
  • Últimas encuestas dan una ligera ventaja a los partidarios del 'no' a la independencia.

Más de cuatro millones de votantes tienen este jueves en sus manos el futuro de Reino Unido en el referéndum de independencia de Escocia, que amenaza con provocar un seísmo político de imprevisibles consecuencias en toda Europa. Con las encuestas marcando una leve diferencia de dos a cuatro puntos a favor del 'no', los analistas advierten de que estamos ante un resultado tan incierto como el de la consulta independentistas de Québec en 1995, que se cerró con una victoria 'in extremis' de los unionistas por apenas un punto.

La alta participación de más del 80% y la capacidad de movilización de la campaña 'Yes Scotland' pueden dar un impulso al 'sí' sobre la línea de meta. El miedo económico y la promesa de más poderes para el Parlamento escocés servirán, sin embargo, de contrapunto en plena cuenta atrás.

La batalla final, que ha provocado enfrentamientos y acusaciones de "intimidación" por parte de las dos campañas, se libró este miércoles en Glasgow y en otros bastiones laboristas que se han estado escorando hacia el 'sí' en las últimas semanas. El número de indecisos se estimaba en 350.000, más que suficientes para inclinar la balanza hacia uno u otro lado.

"Si estáis indecisos, no lo penséis más y votad no", proclamó este miércoles en el ex primer ministro laborista Gordon Brown en su ciudad natal y en el que muchos consideran ya como el discurso más emotivo de su vida. "¡Ésta es nuestra Escocia y no podemos permitir que se apropie de ella la campaña del sí". Ésta no es su bandera, ni éste es su país, ni éstas son sus calles (...) No hay un solo cementerio en Europa donde no estén enterrados los escoceses junto a los ingleses, los galeses y los irlandeses".

La tercera opción

Confiado en una victoria final, con la mirada puesta ya en el día después, el ministro principal escocés, Alex Salmond, se dirigió a cientos de fieles en la vieja capital de Perth: "No buscamos la división sino la igualdad. En una Escocia independiente, el Reino Unido encontrará a su amigo más cercano, a un honesto consejero y a un aliado comprometido".

Mientras, en Londres, el primer ministro, David Cameron, aseguraba que no se arrepentía de haber allanado el camino hacia el referéndum. "Soy un demócrata y gobierno en un país democrático", declaró al diario 'The Times'. "Pienso realmente que el apoyo a la independencia sería aún mayor si hubiera negado la posibilidad del referédum. Habría sido como esconder la cabeza en la arena".

Cameron defendió incluso la decisión de haber negado a los escoceses una tercera opción -más autonomía- y haber dejado la consulta a cara o cruz con el 'sí' y el 'no'. El premier negó también el supuesto error de cálculo en el momento de la firma del "acuerdo de Edimburgo" en 2012, cuando el apoyo a la independencia rondaba el 30%. El premier aseguró que desde el primer momento supo que iba a ser un resultado "muy ajustado".

Según revelaba este miércoles el 'Evening Standard', Cameron ha llegado a reconocer a sus allegados que los últimos días, con el Reino Unido en el filo de la navaja, han sido un auténtico calvario. Durante la presentación de la novela de Andrew Marr 'Head of State', en la que el primer ministro en la ficción resulta asesinado, se atrevió incluso a bromear: "Tengo que reconocer que después de todo lo que he pasado estos últimos días, un asesinato habría sido un alivio"...

El futuro de Cameron

Cameron reiteró que no piensa dimitir, pese a la inquietud creciente en las filas del Partido Conservador, que celebra su conferencia anual en Birmingham dentro de 10 días. A la presión insostenible ante una posible victoria del 'sí', se une el descontento por las concesiones de última hora de más transferencias a la Escocia si vence el 'no', que ha creado un gran resentimiento en Gales y en parte de Inglaterra.

La posibilidad de una victoria independentista está causando también una convulsión en los otros dos grandes partidos nacionales. Los laboristas han anunciado que suspenderían su conferencia nacional prevista para la semana que viene en Manchester, mientras que los liberaldemócratas cancelarían también su encuentro anual en Glasgow. El futuro del líder de la oposición, Ed Miliband, y del viceprimer ministro, Nick Clegg, quedaría también en el aire si se consuma la ruptura del Reino Unido.
"Va a ser sin duda el día más importante en la reciente historia de nuestra democracia", predijo sin miedo a equivocarse el laborista Alistair Darling, al frente de la campaña unionista 'Better Toghether' ('Mejor Juntos'), horas antes de la apertura de las urnas a las siete de la mañana (ocho en España).

Durante 15 horas, el tiempo en que estarán abiertos los colegios electorales, el corazón de Europa estará en un puño pendiente de lo que ocurra en Escocia. Los resultados empezarán a gotear pasada la medianoche, aunque los resultados provisionales y las encuestas a pie de urna pueden no ser suficientes para adjudicar un ganador.

El resultado oficial no se hará público hasta el viernes a las siete de la mañana en Edimburgo. A esas horas, los primeros efectos se habrán hecho ya sentir no sólo en Westminster sino también en Bruselas y en las capitales europeas.

El voto de los residentes europeos en Escocia, precisamente, puede ser un factor de peso en el momento final. Un 14% de los 4,3 millones de votantes censados (de una población total de 5,2 millones) son ciudadanos no nacidos en Escocia, incluidos los ingleses, galeses y norirlandeses.

El grupo Ciudadanos Europeos por la Independencia de Escocia reúne 15.000 simpatizantes y muchos de ellos votarán 'sí' en la cita histórica. Tan sólo en Edimburgo hay 20.000 ciudadanos españoles, y gran parte de ellos están registrados, incluidos cientos de catalanes y vascos que tendrán ocasión de pronunciarse por la independencia de Escocia.

Resultado incierto

Con la intención de ganar más apoyo a la causa independentista, Alex Salmond rebajó por primera vez la votación a los jóvenes de 16 y 17 años. El apoyo al 'sí' ha ido ganando efectivamente terreno entre los 125.000 adolescentes que se estrenarán ante las urnas, aunque las fuerzas están bastante más niveladas que en otros grupos de edad. En contrapartida, los mayores de 55 años son abrumadoramente partidarios de la unión, y podrían inclinar el resultado del lado del 'no'.

Del 'factor Braveheart' -el mayor apoyo a la independencia se da entre los hombres- se ha hablado también largo y tendido durante la campaña. La encuesta de YouGov reveló hace 10 días el repentino aumento en las últimas semanas del 'sí' entre las mujeres: del 33% al 47%. El último sondeo del 'Daily Telegraph' refleja, sin embargo, una remontada del voto femenino a favor del 'no', con 17 puntos por delante.

El 74% de los escoceses confiesa que votará "con la cabeza", frente al "19% que lo hará con el corazón", según otro sondeo de Survation para el 'Daily Mail'. La última encuesta del miércoles por la tarde -de Ipsos Mori para la cadena STV- dejaba la distancia entre el 'no' y el 'sí' en dos puntos: de 51% a 49%, dentro del empate técnico.

El profesor John Curtice, de la Universidad de Strathclyde, autor de la "encuesta de encuestas" que reflejaba la misma tendencia, reconoció lo incierto del resultado: "Por un lado, hay noticias positivas para el 'no', con sondeos que siguen de certificando su pequeña ventaja. Pero los resultados son también aleccionadores para el 'sí', porque la diferencia es demasiado pequeña y nadie puede estar seguro de cuál va a ser el resultado".

FUENTE: El Mundo.

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