Lagarde advierte a Grecia de que no tolerará una prórroga de los pagos

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  • Tsipras critica “las filtraciones erráticas” de los socios, pero confía en un acuerdo

Amanda Mars / Claudi Pérez Washington / Bruselas 17 ABR 2015 - 09:00 CEST
 

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió este jueves de que la institución no apoyará un retraso de los pagos por parte de Grecia. Atenas cumplió con su último vencimiento, pero tiene sus arcas públicas cada vez más vacías y el FMI lleva semanas teniéndose lo peor. “Las demoras no han sido concedidas por esta institución en los últimos 30 años, en el pasado se les dio a dos países en desarrollo y no dio buenos resultados; no es una acción recomendable”, recalcó en la rueda de prensa de las jornadas de primavera del Fondo en Washington. “Nunca hemos tenido una economía desarrollada pidiendo una prórroga, que supondría de hecho financiación adicional. Eso significa contribuciones de una comunidad internacional que puede estar en una situación peor que el país que pide [el retraso en los pagos]”, remató.

El Ejecutivo heleno ha intentado demorar los próximos pagos, según ha publicado el Financial Times, y Lagarde dejó un mensaje meridianamente claro al respecto a la prensa, pero también al Gobierno griego. “Nos preocupa la liquidez de nuestros deudores y hemos podido explicar nuestras políticas sobre las prórrogas de pagos al señor Varoufakis”, el ministro griego de Finanzas, que ha viajado a Washington. Varoufakis está en la capital estadounidense para participar en las jornadas del FMI y en la reunión del G-20, y está previsto que tenga un encuentro con el presidente norteamericano, Barack Obama, y otro con el jefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi.

Al nerviosismo del FMI, que empieza a sospechar que puede ser la diana del primer impago, se une un tono entre molesto y hastiado en Bruselas. La Comisión Europea explicó este jueves que no está satisfecha con el desarrollo de las negociaciones, y varias fuentes europeas dan por hecho que no habrá acuerdo en el próximo Eurogrupo, en Riga —a finales de la semana próxima—, por lo que la saga griega se prolongará al menos hasta la segunda semana de mayo. Frente al escepticismo en las filas de los acreedores, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, se mostró “firmemente optimista” y subrayó los avances conseguidos en Atenas en áreas como la recaudación fiscal y la lucha contra la corrupción. Las dos partes discrepan básicamente en el alcance de la reforma laboral, las pensiones, la subida del IVA y las privatizaciones, según el propio Tsipras. Ese era ya el núcleo de las desavenencias del anterior Gobierno, del conservador Andonis Samarás, y la troika.

Las críticas europeas y del FMI al Gobierno griego son constantes: Alemania ha subrayado reiteradamente que no se fía de Atenas, y su ministro Wolfgang Schäuble se ha desmarcado con unas declaraciones en Washington en las que afirma que todos los escenarios sobre Grecia —incluido un impago— están ya descontados en los mercados: ni siquiera la constatación de que Atenas se va quedando sin dinero ha provocado líos en los mercados. Tsipras contraatacó y criticó también con dureza “la cacofonía y las filtraciones y comunicados erráticos” de los acreedores a lo largo de los últimos días. Pese a que la presión es evidente, el primer ministro griego confía en que Europa “no escogerá el chantaje financiero”, sino que logrará tender puentes “para reducir diferencias y generar estabilidad”.

Nada de eso parece seguro, a juzgar por los recelos del Fondo. El FMI, uno de los grandes acreedores de Grecia y miembro de ese grupo de instituciones anteriormente conocido como troika, se ha limitado a afirmar a lo largo de la reunión de primavera que siguen negociando con el Ejecutivo heleno, que espera sus reformas, y que una salida de Grecia del euro sería muy preocupante para la zona euro, aunque esté más preparada que en 2012.

Hace una semana, el Ejecutivo de Tsipras, pagó al Fondo 495 millones tras varias semanas de incertidumbre y con varios amagos —luego desmentidos— de impago. La próxima fecha clave es la reunión de ministros del euro el 24 de abril en Riga (Letonia), y después el 10 de mayo en Bruselas. La prensa alemana especula ya con la posibilidad de que Grecia declare un impago pero que aun así se quede dentro del euro, según el semanario Die Zeit y el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, que hablaba abiertamente de “escenarios grises” entre el default y la salida de la eurozona. Varoufakis, antes de su llegada al Gobierno, se sacó de la manga una propuesta en esa línea, ante el escenario de un posible impago dentro del euro.

“Los riesgos financieros están creciendo y rotando”

Estados Unidos y Reino Unido crecen con fuerza y la zona euro ha mejorado sus perspectivas, pero el FMI tiene muy claro que los bajos tipos de interés que están animado esta expansión suponen un riesgo sin procedentes, porque tampoco tienen procedentes los programas de estímulos que han puesto en marcha los grandes bancos centrales. “Hay que lidiar con los riesgos que emanan de estos tipo superbajos, la volatilidad de los precios del petróleo y los tipos cambios”, advirtió Lagarde.

“Estos riesgos financieros han estado creciendo y rotando”, añadió, “de las economías desarrolladas a las avanzadas, de los bancos al sector financiero no bancario, de la solvencia soberana al mercado de capitales...”, así que “hacen falta políticas financieras más fuertes”, recalcó.

El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, advirtió de que las economías emergentes encadenan ya cuatro años de debilitamiento y del doble efecto del petróleo. “Los bajos precios del crudo ayudarán a reducir la pobreza para muchos, pero también tendrá impactos negativos para algunos”, dijo.

FUENTE: El País.

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