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- Bruselas dice que comparte gran parte de las ideas de Hollande.
- La UE mira con preocupación los resultados de las elecciones en Grecia.
- La victoria de Hollande supone un contrapeso a la política de la austeridad.
Javier G.
Gallego (Corresponsal) | Bruselas
El
presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, ha sido una de las
primeras voces en reaccionar a la victoria François Hollande en las
elecciones presidenciales de Francia. "Ahora es tiempo de un
cambio en la dirección de Europa", ha dicho en una clara
alusión a la intención de Hollande de poner un contrapeso a la
política de austeridad imperante en la Unión Europea.
El hecho de
que Schulz sea también socialista es una cuestión a tener en cuenta
a la hora de valorar estas primeras declaraciones. No en vano la
socialdemocracia europea ve un rayo de esperanza con esta victoria,
que imprime algo de color 'rojo' en un mapa europeo donde el azul de
los conservadores era el color político predominante. "Junto a
la consolidación fiscal, que es necesaria, la Unión Europea está
ahora preparada para políticas de crecimiento, que es lo que el
Parlamento Europeo ha estado reclamando desde hace mucho tiempo",
dice Schulz en su carta de bienvenida al selecto club de líderes
europeos.
También el
presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, se ha
sumado a las felicitaciones, recordando que espera encontrar en
Hollande la misma ambición que mostró Nicolas Sarkozy para defender
el euro. "Ha sido un arquitecto de la gobernanza económica
europea. Rindo homenaje a esa ambición", ha dicho Barroso en
referencia al presidente saliente.
Tsipras,
líder de la izquierda radical.
El mapa
político europeo va a cambiar más de lo que a simple vista puede
parecer. El director de campaña de Hollande ha dicho esta misma
tarde que el nuevo inquilino del Eliseo viajará a Alemania en cuanto
tome posesión -prevista para el 15 de mayo- para verse con la
canciller Angela Merkel y exponerle en persona su intención de
cambiar la estrategia comunitaria para salir de la crisis.
Para
empezar, Bruselas espera a Hollande con una cumbre extraordinaria
cuya fecha está aún por decidir, pero que se celebrará
previsiblemente a finales de este mes o principios de junio. En ella
se buscarán medidas concretas para estimular el crecimiento y el
socialista francés quiere hacer de ellas la piedra angular de la
nueva política comunitaria. Tanto que incluso tiene intención de
enmendar el Pacto Fiscal que firmaron los jefes de Estado y de
Gobierno de 25 países europeos el pasado febrero para incluir en él
un mayor compromiso por la austeridad.
Barroso
asegura que la Comisión Europea comparte con Hollande gran parte de
sus ideas expresadas durante la campaña. «Compartimos la convicción
de que debemos invertir en el crecimiento y las principales redes de
infraestructura, la movilización con más fuerza el Banco Europeo de
Inversiones y los fondos disponibles en el presupuesto de la UE,
manteniendo al mismo tiempo el camino de la consolidación fiscal y
reducción de la deuda», dice el político portugés.
París-Berlín: relaciones impredecibles
"La
unión entre París y Berlín continuará, pero será más
impredecible y, por tanto, más incierta para los mercados",
señala Vicenzo Scarpetta, analista del think tank Open Europe. Basta
recordar cuál fue la reacción de los mercados tras la victoria de
Hollande en la primera vuelta -las Bolsas europeas cayeron cerca de
un 3%- para imaginarse que la incertidumbre va a ser el sentimiento
predominante entre los inversores, al menos a corto plazo.
España
puede encontrar en el nuevo presidente francés un apoyo para sus
intereses económicos. El Gobierno está comprometido con la
reducción del déficit conforme al calendario que maneja Bruselas,
pero a nadie le amarga un dulce y le vendría muy bien obtener una
moratoria para equilibrar las cuentas públicas más allá de 2013,
tal y como pretende Hollande. Éste ha propuesto lograr el equilibrio
presupuestario de su país en su 2017 y para ello ha anunciado un
paquete de estímulo económico de 20.000 millones de euros, que
incluye entre otras medidas impuestos de hasta el 75% para las rentas
superiores al millón de euros. Una medida que para algunos analistas
puede provocar una fuga de talento y la deslocalización de empresas,
como sostiene el economista jefe de Schroders, Keith Wade.
Otro
potencial conflicto con Alemania va a ser la discusión sobre el rol
que debe jugar el Banco Central Europeo (BCE). De nuevo aquí el
flamante presidente francés coincide con la versión española de
que el Eurobanco debe tener un papel más activo como prestamista de
último recurso para estados con problemas. Merkel se opone a esta
posibilidad, del mismo modo que no quiere ni oír hablar de los
Eurobonos, algo que sí está en la agenda europea de Hollande.
Visto lo
visto en la campaña electoral, los europeístas pueden respirar
tranquilos con la victoria de hoy. A diferencia de Sarkozy, Hollande
sigue apostando por una «solución europea» para otro de los temas
centrales del debate europeo, como es la inmigración ilegal en
Europa y los controles fronterizos. La celebración de las elecciones
en Francia, además, desbloqueará otro punto crucial en la Eurozona
que había quedado suspendido temporalmente: el relevo en el Consejo
Ejecutivo del BCE, cuya silla está hasta ahora ocupada por un
representante español, así como otra serie de nombramientos en
diferentes organismos europeos, como el Banco de Reconstrucción y
Desarrollo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad o el propio
Eurogrupo.
El problema está en Grecia
Claro que
todos estos temas pueden quedar relegados a un segundo plano si el
Parlamento griego no es capaz de lanzar un compromiso a sus colegas
europeos de que proseguirá con los ajustes acordados como condición
para recibir la ayuda financiera internacional. Acaso ésta es la
cuestión que más preocupa en Bruselas porque sus consecuencias van
mucho más allá de lo imaginable. Si Grecia suspende pagos de manera
forzosa supondrá casi con toda seguridad su salida del euro y, quién
sabe, de la Unión Europea. Algo ante lo que ningún político
europeo está preparado.
Y esa
posibilidad no puede descartarse a la vista de los sondeos a pie de
urna que muestran una victoria del partido conservador Nueva
Democracia insuficiente para garantizar un gobierno estable. El
presidente del Partido Popular Europe, Joseph Daul, ha reconocido
tras los resultados preliminares que «habrá dificultades para crear
un nuevo Gobierno», una tarea que en principio le corresponderá a
Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia.
Todo apunta
a que el hemiciclo heleno va a quedar enormemente fragmentado, con
una significativa representación de partidos radicales que se oponen
a las medidas de austeridad impuestas por los socios europeos. El
ministro de Finanzas alemán, Woflgang Schauble, hizo una llamada a
los griegos para que votaran por aquellos partidos que sí están
comprometidos con la permanencia en el euro pero todo apunta a que el
resultado va a ser diferente. Desde Bruselas, Fráncfort y el
refundado eje París-Berlín va a observarse con atención en los
próximos días los acontecimientos políticos en Grecia. Tal vez de
ellos dependa el futuro de la eurozona.
Fuente: El Mundo.
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