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Jose Manuel Barroso (izq.), Herman van Rompuy (centro) y Martin Schulz en Oslo. | Reuters
- Tienen que repartir 40 asientos entre políticos, comisarios e instituciones
- Mariano Rajoy ha confirmado esta semana su asistencia al evento
- Van Rompuy y Barroso serán los encargados de pronunciar el discurso
Javier G.
Gallego (corresponsal) | Bruselas
En la
cronología de la Unión Europea la fecha del 10 de diciembre de 2012
aparecerá en negrita y subrayada. El proyecto comunitario recibe
este lunes en Oslo el mayor reconocimiento al que podría aspirar, el
Premio Nobel de la Paz, en una fastuosa ceremonia que se prolongará
durante dos días y que ningún político comunitario quiere
perderse.
Coordinar el
protocolo y elegir la delegación que irá a la capital noruega a la
entrega del galardón no ha sido tarea fácil, sobre todo porque la
organización sólo reserva 40 plazas para el premiado, que en este
caso es todo un entramado de instituciones y países miembros con sus
respectivos presidentes, primeros ministros y numerosos altos cargos
deseosos de salir en la foto.
Las tres
principales instituciones comunitarias -la Comisión, el Parlamento y
el Consejo- han mantenido durante las últimas semanas reuniones
preparatorias para organizar la asistencia y decidir lo más
importante de todo: quién va a recoger físicamente el premio. En
los pasillos de Bruselas hay quien dice que la negociación no ha
sido fácil y que ha habido recelos y suspicacias por parte de los
respectivos presidentes -José Manuel Durao Barroso, Martin Schulz y
Herman Van Rompuy- porque nadie ha querido ceder ni un ápice de
protagonismo.
La versión
oficial, sin embargo, desmiente que haya habido 'peleas' internas,
como han señalado algunos medios anglosajones. "Lógicamente ha
habido un debate entre las tres instituciones, pero no una disputa",
señalan fuentes de la Eurocámara, que explican que la decisión se
ha resuelto de la forma más equilibrada posible.
El
presidente de esta institución tendrá la mejor foto, porque va a
ser quién recoja personalmente la medalla y el diploma. Por su
parte, Barroso y Van Rompuy se encargarán de leer el discurso
oficial con intervenciones que han preparado por separado pero que
lógicamente están perfectamente conectadas y tendrán una duración
similar, aunque hay quien bromea en la Comisión y asegura que el
portugués tratará de quitarle protagonismo al belga, con quien
supuestamente no tiene muy buena relación.
Junto a las
tres cabezas visibles de la Unión Europea se sentarán los
presidentes de distintos organismos e instituciones comunitarias,
como el presidente del BCE, Mario Draghi; el presidente del Tribunal
de Cuentas, Vítor Caldeira; y el del Comité de las Regiones, Ramón
Luis Valcárcel, entre otros. Tampoco faltarán los líderes de la
Confederación Europea de Sindicatos, la patronal europea (Business
Europe) o del Foro de Jóvenes Europeos.
El coste de la fiesta
Ninguna de
las tres instituciones ha especificado el coste que acarreará para
la UE desplazar y alojar a los invitados, aunque será una cifra
mucho más baja de lo que, por ejemplo, le cuesta al Consejo
organizar una cumbre europea como la que se celebrará sólo dos días
después en Bruselas. Sí confirman que cada institución pagará el
traslado y hotel de sus representantes y se cargará a la partida
destinada a gastos de protocolo.
Por parte
del Parlamento Europeo viajarán, junto a Schulz, los dos ex
presidentes previos así como los líderes del grupo parlamentario
socialista, Hannes Swoboda, la copresidenta de Los Verdes, Rebecca
Harms, y el copresidente del grupo Europa de la Libertad y la
Democracia, Francesco Speroni. El resto de partidos políticos no
estarán representados. De la Comisión viajarán también los
vicepresidentes -entre ellos el español Joaquín Almunia- así como
jefa de la Diplomacia europea, Catherine Ashton. El resto de asientos
estarán ocupados por algunos de los jefes de Estado y de Gobierno de
la UE, como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que esta
semana ha confirmado su asistencia. Además hay que añadir los
cuatro puestos que se han asignado a cuatro jóvenes europeos, entre
ellos Ana Fanlo Vicente, una salmantina de 12 años que ha sido
elegida por un jurado entre miles de candidatos europeos.
Los 930.000
euros que acompañan al premio serán destinados a varios proyectos
de ayuda infantil en zonas de conflicto, que serán elegidos conforme
a los mismos procedimientos que tiene la Comisión para prestar
fondos comunitarios a ayuda humanitaria. La medalla del premio Nobel
se guardará en la Casa de la Historia, un nuevo museo creado por el
Parlamento Europeo.
Fuente: El Mundo.
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